jueves, 22 de octubre de 2015

El día de la expiación: Yom kippur

I.                   Introducción:
En el trabajo presente se trataran dos vertientes acerca del dia de la expiación; (1) Su ausencia en el resto del Antiguo Testamento y su aparición en el Nuevo Testamento. (2) El enigmático Azazel.
En el capítulo dieciséis del libro de Deuteronomio, se encuentra la ordenación de “El día de la expiación” (Yom kippur) por parte de Jehová. F.F Bruce dice que en el libro de Jubileos capitulo treinta y cuatro versículo diecinueve, el día de la expiación es el aniversario del día en el cual José fue vendido por sus hermanos, y “ha sido ordenado que deberían llorar por todos sus pecados y por todos sus errores para que puedan limpiarse en ese día una vez por año.[1]
La única fiesta anual en la cual se observaba ayuno completo era el día de la expiación, esto lo sabemos por la expresión “afligir sus almas” (v.31). El ritual del día de expiación se llevaba a cabo en el mes séptimo (Tishri, octubre-noviembre) a los diez días del mes. Wenham explica; “El propósito principal de las ceremonias del día de expiación era limpiar el santuario de la contaminación introducida en el por los adoradores inmundos, de modo que fuera posible que la presencia de Dios permaneciera entre su pueblo.”[2]
En el día de la expiación se observa que se cumplen ciertos propósitos;
1.      Limpieza del santuario y el tabernáculo de reunión y el altar. (v.20)
2.      Una remoción sustitutoria de los pecados del pueblo, de modo que quedaran limpios de sus pecados. (v.21-22)
3.      La reconciliación por sí y su casa del sumo sacerdote, de modo que pudiese funcionar como mediador para presentar la expiación por el pueblo. (v.15)
El año de la expiación era un día esperado, ya que la variedad de pecados que se eliminaba en el ritual del día de la expiación es asombrosa. Los pecados deliberados para los que no había sacrificio específico y cuyo castigo prescrito era la pena capital, eran perdonados en el día de la expiación. Jehová mismo dijo la expiación en este día será por todos los pecados de Israel (v.34).
Este rito anual tenía como fin eliminar los pecados del pueblo.
II.                Ausencia de El día de la expiación en el Antiguo Testamento y su aparición en el Nuevo Testamento
No cabe duda, que el Yom Kippur era el día más esperado para la comunidad Judía. Pablo Hoff se refiera a él como; “la corona y punto culminante de todo el sistema de sacrificios”.[3] Y es que no es para menos, el día de la expiación era el día en que todos los pecados de Israel quedaban perdonados delante de Dios.
Walter C. Káiser al hablar acerca del tema de la expiación de pecados en el día de Yom kippur dice;
      “¿Cuántos pecados se podían expiar en Israel con tal sistema? Todos los pecados de debilidad o imprudencia se podían expiar tanto si se cometieron a sabiendas o inconscientemente. Levítico afirmaba que la ofrenda por violación era por pecados tales como mentir, robar, cometer fraude, perjurio o libertinaje (Lev 6:1-7) y en el Día de Expiación (Yom Kippur), se perdonaría “todos” los pecados de “todo” Israel de “todo” aquel que en verdad se hubiera arrepentido (“afligido sus almas” Lv 16:16,21,29,31) en verdad, la frase más constante en las instrucciones para los sacrificios levíticos era la seguridad e que: “Y será perdonado” (Lev 1:4; 4:20,26,31,35, 5:10,16;20-22).”[4]
Con esto lo que se desea demostrar, es que el día del Yom kippur, era un dia en el cual todo judío deseaba estar presente. Esto le da un valor significativo en la vida judía a la celebración. De modo algo tan valiosísimo no podía ser olvidado con facilidad por parte del pueblo judío.
La cuestión entonces es si el Yom kippur era un día especial y esperado para todo judío, ¿por qué no se encuentra mención de dicha celebración en otros libros fuera del Pentateuco? Dentro del Pentateuco si se puede encontrar mención de dicha celebración; (Ex 30:10; Lv 23:26-32; 25:9; Nm 29:7-11).
El hecho de que no se mencionaran en el resto del Antiguo Testamento fuera del pentateuco no significa que la comunidad judía no lo celebrase, o que dejase de ser importante para ellos.
De hecho en el versículo 34 de Levítico 16 encontramos que su observancia anual se confirma donde aparece la afirmación histórica de que Moisés, hizo el ritual del primer día de expiación como Jehová le mando. También el libro de Hebreos revela el cumplimiento de los sacrificios típicos del día de expiación al señalar que el sacrificio de Cristo, cuando murió en la cruz por los pecados de la gente no fue anual, sino una vez y para siempre (Heb 9:11-12, 24-26; 10:12).
De modo que no se debe negar la felicidad del judío, al escuchar acerca de ese día.  El hecho de que no se mencione en el resto del Antiguo Testamento no significa que no se practicase, sino que ya se daba por hecho que se practicaba y no había necesidad de mencionarlo repetitivamente.
La re-aparición del día de la expiación en el Nuevo Testamento, no se ve ahora de forma tal como en el Antiguo Testamento en Levítico capítulo 16 , sino lo que se observa en el libro de Hebreos, el escritor al hablar de la importancia de los sacrificios, y como anteriormente para poder obtener el perdón de los pecados, se debía realizar un sacrificio año tras año. Ahora ya no es así, sino que Cristo habiendo muerto una sola vez y habiendo puesto a si mismo en sacrificio una sola vez, es ahora lo único sacrificio que se necesita para redención de nuestros pecados.
Walter C. Kaiser escribe;
“En el día de la expiación había dos machos cabríos para indicar dos partes del mismo acto: uno se mataba como el sustito de modo que se pudieran perdonar los pecados y el otro se llevaba lejos para representar el hecho de que esos mismos pecados fueron perdonados en el sentido d que Dios nunca más los recordaría en contra de Israel. No obstante, aún no se había resuelto objetivamente el pecado del hombre. La sangre de los toros y machos cabríos nunca podría quitar ni remover el pecado y ni el Antiguo Testamento lo pretendió (Heb10:4) Estos eran animales sustitutos, no personas; de que pudieran ser solo símbolos de ese sacrificio real que aún no había llegado. Así en el medio tiempo hubo un “pasar por alto” (Rom 3:25) de los pecado del Antiguo Testamento sobre la base de la palabra declarada de dios hasta que el mas tarde brindara a su propio y final sustituto, quien era un hombre verdadero, pero sin pecado.”[5]
De modo que la reaparición en el Nuevo Testamento del día de la expiación, es meramente la obra de Cristo en la cruz por todos. Sin embargo de forma más directa se encuentra en Hebreos capítulos 9 y 10 nos hablan acerca de ello.
A.W. Robertson menciona;
“El autor utiliza nuevamente la frase “una sola vez” para describir la muerte de cristo por los pecados de muchos. En el versículo anterior expreso que los hombres moririran “una sola vez” antes del juicio. El paralelo es interesante, pues los hombres mueren antes de enfrentar el juicio, mientras que Cristo murió como sacrificio por los pecados, para luego resucitar y ser glorificado. Bruce nos recuerda que los israelitas miraban con expectativa la entrada del sumo sacerdote en el santuario y luego su reaparición, en el dia de la expiacion, era un vision agradable. Aquí tenemos otro glorioso paralelo con Jesus, ingresando por los pecadores en el santuario celestial para retornar triunfante en la parusía.[6]

III.              EL enigmático Azazel.
            Si hay algo que ha dado problemas en la interpretación de este pasaje, es saber quién es Azazel.  En primer lugar los interpretes han llegado al acuerdo que el nombre dado a los machos cabríos no es la expresión habitual, sino la expresión que siempre se usa en relación a la ofrenda por el pecado (seirizzim, lev 4:23, 24, 28,5:6,9:3,23:19).[7]
En el relato Bíblico se nos muestra que lo que se hacía con este macho cabrío, era que el sumo sacerdote ponía entonces sus dos manos sobre la cabeza del macho cabrío vivo y confesaba sobre él todas las iniquidades de los hijos de Israel, todas sus rebeliones y todos sus pecados (v. 21). Este macho cabrío era llevado fuera del campamento y dejado libre en el desierto para nunca más volver a verlo.
El término azazel (que aparece solamente en estos versículos del Antiguo Testamento) han sido tratados por le menos de cuatro formas distintas:
1.      Como una referencia al macho cabrío mismo. “Macho cabrío de escape” o “macho cabrío de partida”.
2.      Como un nombre propio, Azazel y se refería a los poderes del mal, o a un demonio del desierto, incluso a Satanás, de modo que los pecados de Israel eran devueltos a su fuente original, el mal.
3.      Como un lugar llamado precipicio rocos (o quizá algo así similar).  Donde el macho cabrío era empujado de espaldas para matarlo.
4.      Como un término abstracto para referirse a la completa destrucción.[8]
La palabra de Dios menciona que se dice que de los dos machos cabríos en la entrada del tabernáculo de reunión y se echaron suertes (el echar suertes, se daba al Señor la oportunidad de elegir el macho cabrío para el sacrificio) (Lev 16:8).
            Los traductores griegos no consideraban que azazel fuera un nombre propio sino que lo relacionaban con Azal, un verbo que no aparece en el Antiguo Testamento. El significado que le daban era “enviar fuera”. Esto fue aceptado rápidamente por la traducción latina. Pero después se objetó que este significado no encajaba fácilmente en el contexto de la ultima parte del v. 10 y la primera parte del v. 26.
            En la teología judía, el libro apócrifo de Enoc utiliza a Azazel como nombre de uno de los ángeles caídos. Pero no existe ninguna evidencia de la existencia de un demonio con ese nombre en la época elaborada de Enoc. Sin embargo estas interpretaciones son erróneas porque en ninguna otra parte de la Biblia se encuentra una ofrenda a demonios o a Satanás y Dios expresamente prohibió sacrificar a demonios (Dt 17:7).
La explicación más adecuada es considerar que la expresion “za, zel” está compuesta por dos palabras: la primera parte, ez, que significa “cabra” y la segunda parte “azel” que significa “irse” con evidencia reciente del ugaritico (el idioma del antiguo Canaán del cual deriva el hebreo), están apareciendo nombres compuestos con mayor frecuencia. De modo que el significado original de la palabra era; “el chivo que se llevaba afuera”.
            Algunos comentaristas como Mathew Henry ven en este parte de la Biblia un tipo de Cristo. Se ve a Cristo como ejecutor y sustancia de la expiación porque es el sacerdote, el sumo sacerdote que hace la reconciliación por los pecados del pueblo. Cristo es el sumo sacerdote pero también es el sacrificio sobre el cual se realiza la expiación. Porque él es el todo en la reconciliación con Dios. El animal sacrificado era el tipo de Cristo que muere por nuestros pecados; el chivo enviado al desierto (a azazel) es el tipo de Cristo resucitado para nuestra justificación.[9]
            Otros al observar que el único fin del macho cabrío que era enviado al desierto era la muerte y la destrucción, observan que el fin del pecado del hombre tal y como le sucede al macho cabrío azazel, es e la muerte definitiva. La destrucción del hombre a causa del pecado se puede observar a todas luces en el macho cabrío azazel al ser enviado.
Regresando, el sumo sacerdote no hacia expiación por el pecado mediante una ofrenda a Satanás ni a sus demonios. Hay evidencia de que el Antiguo Testamento enseña la existencia de demonios, porque Deuteronomio 32:17 y el Salmo 106:37 hablan de tales seres. Pero de ninguna manera se les dijo a los israelitas en ningún momento que sacrificaran a ellos; como hemos visto, Levitico 17:7 advierte específicamente contra tales sacrificios.
El sondeo de la opinión de los eruditos solo refuerza la incertidumbre acerca de la etimología exacta y el uso correcto de este término. Sin embargo, el propósito de la función del macho cabrío era el quitar el pecado del pueblo y llevarlo al desierto se expone claramente en el capítulo 16.   
Algo importante de denotar es que los dos machos cabríos forman un solo sacrificio por el pecado. El uno era sacrificado para expiar el pecado y el otro aquel sobre el cual el sumo sacerdote ponía las manos y confesaba los pecados de Israel representaba el alejamiento de la culpa no solamente de la presencia de dio sino también de la presencia del pueblo.
IV.             Conclusión
El tema del día de la expiación, es un tema digno de estudio, y verdaderamente en este trabajo solamente se han tocado los bordes del capítulo. El capítulo es sorprendente si se desearía estudiar profundamente el capítulo, se tendría que hablar acerca, del sacerdote y sus vestiduras nuevas, la importancia del mes, la importancia del día decimo para la celebración. La razón por la cual el sacerdote con un dedo esparcía la sangre hacia el oriente siete veces. En fin existe mucho por ahondar en el capítulo 16. Pero hablando acerca de la desaparición de la mención en el Antiguo Testamento, el trabajo posiblemente nos deje con ansias de saber la medula de la razón por la cual desaparición su mención. Pero lo que si se puede conocer a manera de conclusión; es que año tras año la comunidad judía practicaba dicho sacrificio, el día en que los pecados de todos eran perdonados. Que grato momento se percibe en el capítulo, es por ello que todos los comentaristas y estudiosos de la Biblia, mencionan la alegría y ansias del pueblo por el día de Yom kippur.
            Referente al enigmático azazel, las diversas interpretaciones pueden surgir a causa de lo nubloso que puede ser el vocablo azazel, pero algo si es bien seguro, es que el propósito era expiar los pecados de los hijos de Israel, y el recibir perdón por parte de Dios.



[1] F.F Bruce, La Epístola a los Hebreos (Grand Rapids, Michigan, EE. UU: Libros Desafío, 2002), p. 231
[2] Gordon J. Wnham, El libro de Levitico Nuevo comentario Internacion del A.T. (Grand Rapids, Wm. B. Eerdmans Publishing Co, 1979), p. 228
[3] Pablo Hoff, El Pentateuco (Deerfield, -florida: Editorial Vida, 1990), p.201
[4] Walter C. Kaiser, Hijo, Hacia una teología del Antiguo Testamento (Miami, Florida, Editorial Vida 2000) p. 153
[5] Walter C. Kaiser, Hijo, Hacia una teología del Antiguo Testamento (Miami, Florida, Editorial Vida 2000) p.154
[6] A.W. Robertson, El Antiguo Testamento en el nuevo, ( Buenos Aires- Grand Rapids, Michigan, William B. Eerdamans Publishin Co, 1996), p.200
[7] Walter c. Kaiser, Pasajes difíciles de la Biblia, (El paso Texas, Estados Unidos, editorial Mundo Hispano, 2006) p. 147
[8] Jhon F. Walvoord, Roy B. Zuck, Conocimiento Biblico un comentario expositivo, (Puebla, puebla, México. Ediciones las Américas 2013), p. 228
[9] Matthew Henry, Comentario biblico Matthew Henry (Rapids, Michigan, EE.UU. 2008, Editorial UNLIT 2008) p.121

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